lunes, 22 de diciembre de 2014

2014: El año que rompimos todo (Los mejores lanzamientos del año)

Se nos termina el 2014 y comienzan las listas. Los medios se van a llenar con los discos que TENES que escuchar y que bancados por amigos en prensa, representantes y sellos que ponen la moneda los hacen populares. Ojo, a veces hay cosas buenas entre ellos. Todo bien. Ya aparecerán en las listas trendys para nuevos barbudos de camisa a cuadros. Ayer se afeitaban y usaban lentes gruesos, ahora se disfrazan de leñadores rotos. Ojo al gol. Acá no van a aparecer.
Pero volvamos a la música. Por suerte cada vez son más y mejores los discos independientes que se lanzan en la región. Hace unos años dejé de prestarle atención a lo que sucedía en los lanzamientos mundiales y en los charts de bandas independientes, mal llamadas indies, de otros lados. Suena un tanto chauvinista, puede ser, pero encuentro mucho más cercana y por ende más mía la música que se está realizando por estas latitudes. Sea en ingles, español, francés o chino. No es el idioma en que se canta lo que importa, es un instrumento más y elegir español o francés es como elegir una folk de cuerdas de acero o una guitarra criolla. Ambas tienen lo suyo, sus pro y sus contras. Lo importante de la música de éstas latitudes es la cercanía, la forma de grabar, producir y todo el esfuerzo que todos los que estamos en la vuelta conocemos. Así que como ya es la tónica acá va la lista de los mejores discos del 2014. Un año de mierda pero con once grandes discos, sin orden entre ellos. Como siempre esta lista está basada en una total y aceptada subjetividad. La música te llega o no, lo otro, lo otro son todo guarangadas.

Hijo Agrio - Jabalismo



Nadie puede discutir que el 2014 en Montevideo fue el año de Hijo Agrio. Una banda de gurises llegados del interior que fueron capaces de crear su propio universo. Un universo donde conviven el noise pop, el metal, el hardcore y la psicodelia. Las potentes bases de bajo son los cimientos sobre los cuales la batería y los aullidos de la guitarra construyen castillos deformes y nos trasladan al otro lado del espejo. La belleza en la deformidad, el mosh ante el acople. Si envejece bien, Jabalismo puede considerarse como un punto clave en lo que será la escena independiente uruguaya de los próximos años.
https://hijoagrio.bandcamp.com/album/jabalismo

¿Lóbo Está? - El ciervo que ladra



Fiel seguidor del estilo que supo imponer La Foca años atrás, ¿Lóbo Está?, es una de las pocas bandas actuales capaz de manejar con tanta gracia la melancolía sin sonar forzada. Con una gran base melódica y fuertes influencias del indie folk. Los relatos de sus canciones son atravesados por la ciencia ficción, el dolor, las ausencias y lo inevitable que es crecer. El disco se mantiene de principio a fin con ninguna canción floja. La voz de Gonzalo se va afianzando con los años y va encontrando y consolidándose en su timbre. Es muy difícil intentar encerrar la melancolía de una ausencia en una canción. Casi como intentar captar al último bichito de luz en un tachito antes de que termine el verano. Éste disco lo logra y con creces.
https://loboesta.bandcamp.com/album/el-ciervo-que-ladra

Vincent Vega - El gran galgo



A mi entender estaríamos presenciando el disco del año. Si Montevideo fuese un poco más justo éste disco debería ser de escucha obligatoria para cualquier persona que quisiera entender como se hace para aprehender las raíces del folk, blues y los comienzos del rock and roll. Hablar de las melodías de Vincent Vega no es descubrir nada, siempre ha sido el punto alto de la banda. A diferencia de su disco anterior en El Gran Galgo lo que se lleva todos los premios es la orquestación de las canciones. Hay un buen gusto y una elegancia en la forma en que fueron instrumentadas que solamente se puede hacer un chapeau ante el trabajo más logrado de la banda.
https://vincentvegauy.bandcamp.com


Ariel Sanguinet - Lo que sirve y lo que no


Si existiese algo así como una categoría a la sorpresa del año, Lo que sirve y lo que no se lo llevaría sin dudarlo. Pero como no tenemos nada como eso simplemente lo vamos a decir: Ariel Sanguinet fue la gran sorpresa. Parece que la renovación musical, tan necesaria para una escena tan anquilosada, está viniendo de las afueras de Montevideo. Algo que si lo pensamos es totalmente natural. Los cambios vienen siempre de la periferia, aunque no necesariamente sea geográfica. Un disco de folk progresivo, te guste o no, es algo que se respeta y aplaude. Estamos rodeados, pero si se mira de cerca, se están abriendo brechas.
https://arielsanguinet.bandcamp.com/album/lo-que-sirve-y-lo-que-no


Matador - Matador


Si bien es un EP es algo muy raro de ver en la vuelta actualmente. Se podría decir que es folk pero realmente es folklore. Con un trabajo de guitarra, grandes arpegios y un revival de la canción primitiva. Hacía falta algo así.

https://matador-uy.bandcamp.com/ 







Martes Mártir - Martes Mártir



Están en la vuelta hace rato. Igual es su primer disco. Post rock oscuro y ochentero, bien hecho y con algunas influencias noventeras. Canciones para bailar llorando o llorar bailando.
https://martesmartir.bandcamp.com/album/martes-m-rtir







PCE - Jonathan Sánchez



Jonathan Sánchez es un registro pictórico de una ciudad en tinieblas, Montevideo, que se trasviste a la noche, sale a la calle y patea veredas esquivando las luces. Música de varios niveles, ruidos, salsa, hardcore latin beat, metal y un cover de Cabrera. Dejen la droga gurises.
https://powerchocolatinexperimento.bandcamp.com/






The Algun Dios - Aero

Quedan pocos sobrevivientes dignos de los 90. La gran mayoría se han ido rejuntando en proyectos bastante tristes para sacar un peso llegando al caso extremo de dos señores grandes tocando canciones de fogón. The Algun Dios son un poco más jóvenes que ellos pero aún así es una de las bandas con amplia trayectoria en el under montevideano. Más jóvenes que esos sobrevivientes de los 90 pero más sabios. Largaron éste año su nuevo disco, Aero, que nos muestra porque más que músicos los Algún Dios son arquitectos sonoros. Aparte de ésto, en un mundo justo, Si Berlín sonaría en todas las radios del mundo. Por ahora el disco se consigue solamente en formato físico. Pronto estará en bandcamp.

https://thealgundios.bandcamp.com/  


El Mal Menor - El lado B de los colores


Las canciones más lindas que un pibe futbolero le puede dedicar a una ex novia vegana. Melancolías de veranos pasados, canciones para días soleados. Hermosos estribillos, arreglos minimalistas y colchones vocales.
"Noches de terror y alcohol, noches de terror y alcohol, en la ciudad perdida, en la ciudad fantasma" (Los miedos)


https://elmalmenor.bandcamp.com/album/el-lado-b-de-los-colores




Santos Wussies - Back to your heart


Dos pibes con ganas de romper todo. Punk, grunge, melodías, noise y metal maraca. Una muestra de que es posible todavía hacer un disco de punk deforme e interesante.

https://santoswussies.bandcamp.com/album/back-to-your-heart-2







Los Extranjeros - Subiendo la cuesta



Me había olvidado por completo de la existencia de éste disco. Tengo que asumir y hacer el mea culpa. Recuerdo que cuando salió lo primero que me cautivó fue esas ganas de rescatar el folklore local. A todos nos gusta el folk, es verdad, pero que en el 2014 se conforme una banda para realizar un folklore es algo a rescatar. Un disco que pudo rescatar el espíritu de campaña y plasmarlo en pleno siglo XXI. Vale destacar el gran trabajo con canciones como "El Rengo Zamora" donde la llevada de tempo nos deja al paso desigual del rengo acelerándo y titubeando cuando lo precisa.

https://losextranjeros-uy.bandcamp.com/album/subiendo-la-cuesta



jueves, 11 de diciembre de 2014

Batalla cultural: el cierre de Pirate Bay

No es la primera vez que pasa. De hecho, si hacemos memorias han sido cientos de veces que las grandes compañías, apoyadas en leyes nefastas, han intentado desmantelar The Pirate Bay en el pasado. Esto los ha llevado, entre otras cosas, a tener una red de servidores a lo largo del planeta que se pueden ver en esta página:https://proxybay.info/list.txt.
Es un objetivo que han perseguido desde hace años, eliminar Pirate Bay de la web. Aunque Pirate Bay sea sólo la punta del iceberg, la guerra de las compañías es contra el P2P y la concepción de la cultura que éste sistema conlleva detrás: El acceso a la cultura y a la información es un derecho humano y debe estar al alcance de todos. Hay guerras que no deberían lucharse ya que sería como intentar frenar el mar con una pared. Tarde o temprano va a caer.
Ayer estalló la noticia en la web: Svartholm Warg fundador de TPB fue condenado con tres años de prisión en Suecia y tras un allanamiento se confiscaron los servidores de la web. La página estuvo momentáneamente caída, hasta el momento, siendo las 22:27 del 10 de diciembre, sigue en la misma situación aunque ya ha vuelto su landing page a través de https://thepiratebay.cr/ y es cuestión de tiempo de que entre la comunidad global la vuelvan a reflotar. O no en todo caso es circunstancial.
Existen cientos de alternativas a la bahía del pirata en la web pero ninguna con una importancia ideológica como ésta. De ahí lo fuerte de éste golpe tras estos últimos ocho años de guerra contínua con las autoridades y las grandes corporaciones. Más allá del caso particular, intentemos analizar el global a partir de éste cierre y las fichas en el tablero en una guerra mucho más importante. Con poderes y el futuro de la distribución de los bienes culturales en juego.
Repasemos la idea que reside detrás del P2P y su funcionamiento: El P2P nació como una manera de compartir archivos en la cual cada usuario pone a disposición el material que reside en su computadora para que otros usuarios puedan acceder al mismo. Por ende, mediante pequeños bits de información de cada una de las mismas un usuario puede hacerse de software, libros, música, películas o el contenido que desea. La idea que reside detrás de esto nada tiene que ver con el lucro, por el contrario, es la idea del compartir. Es decir, si yo puedo acceder a un disco que otro no, ¿por qué no compartirlo en lugar de quedármelo para mí? Una idea horizontal sin verticalidades ni elitismos, sacando el dinero del medio. Obviamente a las grandes compañías discográficas y productoras ésta idea no les convenía ya que lo que reside detrás de la cultura independiente es la idea de quitar al intermediario. Esto no podía pasar e iban a utilizar todos los medios posibles para que esto no sucediera. La guerra se había declarado.
La cultura como toda construcción social muta a lo largo del tiempo, cambian las personas, cambia la cultura pero hay un problema: las instituciones permanecen. Es ahí donde comienza el problema. Las grandes corporaciones estaban muy cómodas ya que desde hace cerca de medio siglo monopolizan la distribución de los bienes culturales impunemente. Al cambiar la cultura y al aparecer internet éste control se les fue de las manos y si hay algo que no se puede controlar es la cultura. Uno puede construir una muralla para frenar al mar pero tarde o temprano la erosión y el oleaje lo terminarán haciendo caer. Con el comienzo de internet y el P2Pcomenzaron a aparecer las primeras grietas en la muralla. Las filtraciones comenzaron. Rápidamente empezaron a presionar a los gobiernos utilizando las leyes de propiedad intelectual. Leyes que si bien tienen parte de verdad están totalmente obsoletas. En éste momento toma verdadera fuerza el Creative Commons: Todo contenido que el artista disponga queda para acceso gratuito u honorario. Seamos justos; los artistas merecen algo por su trabajo, y en el caso de ser utilizado se requiere que sea citado el autor. El creative commons fue un cambió radical en la manera de pensar la cultura, al artista y todo bien cultural. La cultura es de todos, compartámosla.
El cierre de Pirate Bay es un cañonazo que hundió uno de los barcos en ésta guerra pero no es el fin, aparecerán nuevos barcos y la ola no se podrá parar. Porque cuando el mar explota, no hay institución que lo pueda parar.
Siempre me resultó interesante la tapa del At war with the Mystics de los Flaming Lips: un hombre parado delante de un estallido espacial incontrolable a punto de desintegrarse. Se acerca el fin de los intermediarios y aunque lo dilaten y encarcelen a los pilares de la nueva cultura, no la van a poder parar.

(Publicado en Indie Hoy, 11/12/2014)

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Martes 3 AM


Reseña de Jonathan Sánchez, el nuevo disco de Power Chocolatín Experimento


Llueve. Hace calor. Hay neblina, de la que jode. De la que se mete por la nariz e inunda los pulmones. Cuando para de llover los cigarros se mojan solo de estar en contacto con el aire. Lo que mata es la humedad. Es Uruguay. Específicamente es Montevideo. Nacimos acá y morimos acá: En una ciudad que se transviste a la noche, sale a la calle y patea veredas esquivando las luces. En ese contexto llega Jonathan Sánchez como un registro pictórico de una ciudad en tinieblas.

Hablar de Power Chocolatín Experimento es hablar de una de las bandas más impredecibles de la escena local montevideana. El trío de los hermanos Berocay fusiona ritmos y sonidos de una manera única que les permite pasar de bases latinas, cumbia, al hardcore y metal más rabioso. Su primer disco homónimo fue grabado en 2010 a los meses de formación de la banda a lo cual le siguieron un par de EPs que comenzaron a marcar el camino.

La semana pasada largaron su último trabajo, Jonathan Sánchez. Un disco potente en su deformidad. En el mismo esa característica tan propia de fusionar géneros lejanos está a la vista desde el primer tema. La canción comienza más cercana al hardcore/metal para dar paso a versos totalmente melódicos. En la actualidad, para un oído acostumbrado a escuchar bandas, uno puede fácilmente predecir hacia donde derivará una canción al escuchar su estructura. En éste disco no y ese es uno de los puntos fuertes del disco. En sus canciones intentan tomar caminos alternativos y sacar a la canción de su zona de comfort lo cual por momentos nos lleva a decisiones brillantes y a otras que no funcionan tanto pero que igualmente son rescatables por su intento.

La fusión de melodías pop con géneros tan disímiles es acompañada por un acertado trabajo en letras de Demián Berocay. Las canciones están llenas de desilusión y persecución post apocalíptica mezcladas con desencuentros amorosos. Jonathan Sánchez es un disco digno de una ciudad gris, desolada y en escombros. Niebla. Noche y apenas algunas ventanitas con luz en la madrugada.

Merece gran destaque el trabajo de Pablo Berocay, bajista, tecladista y el encargado de los ruidos en la banda. Como especialista en ruidos, los mismos son muy cuidados y controlados en medio de esa bola electrónica que ataca a los oídos. Sí, hay acoples, pero solamente los que tienen que estar, nada está fuera de lugar y aporta a la contundencia que su hermano Bruno le imprime en la batería llevando las canciones siempre al borde de la salsa pero dándole una impronta inconfundible.

En los últimos años el cantautor uruguayo Fernando Cabrera comenzó a ser reconocido entre toda una escena de cantautores hipersensibles del río de la plata. Estos fueron los encargados de su revalorización y de generar infinidad de versiones del mismo. En Jonathan Sánchez nos encontramos con una sorpresa: Una versión de Informe sobre Valeria de Cabrera. Canción que lejos de ser de sus más conocidas es de su etapa más rockera llena de sintetizadores de los 80. Es muy probable que la gran mayoría de cantautores que versionan a Cabrera al día de hoy no la conozcan. Lejos de sus canciones más conocidas, Informe sobre Valeria es una canción llena de rabia y bronca. Algo poco común en sus trabajos posteriores pero que los PCE supieron tomar muy bien, aggiornarlo al 2014 y mantener la misma rabia inicial pero con aún más fuerza. Mezclando metal, hardcore, un poco de funky y algo de folk. Un gran acierto que dejaría de boca abierta al mismísimo Cabrera.


El disco se puede descargar gratis desde su Bandcamp y se posiciona fácilmente como uno de los mejores discos uruguayos independientes del año. https://powerchocolatinexperimento.bandcamp.com/album/power-chocolatin-experimento

(Publicado en Indie Hoy, 10/12/2014)

lunes, 8 de diciembre de 2014

La batalla de Los Ángeles (Sobre el cierre de espacios en Montevideo)

El rock no ha muerto, lo han fusilado.
“La batalla ocurrió en la tarde y madrugada del 24 al 25 de febrero de 1942. Un día antes, el 23 de febrero, un submarino japonés disparó contra una instalación productora de aceite cerca de Santa Bárbara, California. Tras escuchar informes que indicaban que el submarino se dirigía al sur hacia Los Ángeles, la gente estaba nerviosa y se respiraba la tensión en el ambiente.

A partir de las dos de la mañana del 25 de febrero y durante varias horas, se vislumbraron, según indican los informantes, objetos no identificados en el espacio aéreo de Los Ángeles, y la amenaza fue tan inusual que sonaron las sirenas anti-áreas, y se dio la orden de cortar la electricidad en la ciudad. A las 3:16, la brigada costera de artillería número 37 comenzó a disparar balas anti-aéreas de 5,8 kg. Dispararon más de 1,400 balas en 58 minutos mientras los objetos se movían al sur, desde Santa Mónica a Long Beach. “Evidentemente pensaron que serían bombarderos japoneses que atacaban el país,” explica el experto en OVNIS Bill Birnes, editor de la revista UFO. “Pero no fue así. Volaban demasiado alto".

Y lo más sorprendente es que ni siquiera una bala alcanzó la nave de las miles que dispararon. La gente que estaba en la calle esa noche jura que no fue ni un avión ni un globo, sino un OVNI. Flotaba, se deslizaba. Y hasta el día de hoy, nadie puede explicar qué nave era, ni porqué nuestra artillería fue incapaz de alcanzarla; es un misterio sin resolver. Las descripciones de los OVNIS varían mucho. El General George C. Marshall, en su primera carta al Presidente Roosevelt en el que le contaba el suceso, escribió que “aviones no identificados…viajaban a velocidades que iban desde muy lentas hasta 320 km. por hora y desde 2.743 a 5.486 metros de altura.” El número de naves varía según los testigos, de 9 a 15 o a 25.”

Montevideo, 2014. Uruguay está en boca de todo el mundo por nuestro presidente, sus discursos y la gran política exterior y de derechos individuales que ha comenzado. Hemos recibido refugiados de distintos países en guerra, legalizamos la marihuana, las mujeres pueden decidir sobre su cuerpo y nos hemos convertido en un referente mundial. Sin embargo la otra cara del espejo muestra telas de araña, moho y una política cultural pésima que cercena todo intento cultural por emerger, siempre y cuando no esté bajo el ala estatal.

Desde hace ya unos años la persecución a espacios y boliches donde se presentan bandas ha ido en una escalada alarmante. Recordemos el polémico cierre del Café La Diaria en 2011: Un centro cultural que albergaba a cientos de artistas. Desde músicos a escritores pasando por pintores y actores. Fue cerrado impunemente por esa excusa inimpugnable que ha utilizado la intendencia para cercenar: Ruidos molestos. Recuerdo perfectamente que dada mi amistad con Juan Meza, quien en esos momentos era dueño del Café, decidí apoyarlo en las gestiones para intentar reabrir el espacio. La queja de los vecinos no era nueva, de hecho el café le pagaba una parte de los gastos comunes a los edificios linderos por los “inconvenientes”. Al reclamar ante la intendencia se le comunica que la queja no era por los ruidos internos del bar, digamos la música, sino por los ruidos que generaba la gente fuera del recinto. En reuniones con la intendencia intentando buscar una solución la respuesta fue básica: El café tenía que hacer una remodelación acústica INTERNA de miles de dólares, sino sería cerrado. Sí, seguramente piensen que es ilógico, todos lo pensamos en el momento. ¿Si la queja es por el sonido externo por qué remodelar internamente? Una vez hecha la reforma volvería a ser clausurado por el mismo motivo. La negativa de la intendencia fue tal que Juan decidió vender su parte del lugar e irse a México. En su momento no lo entendí. Hoy sí.

Casos similares fueron los que sufrieron Espacio Guambia en un primer momento bajo una ridícula norma de bomberos, Living y la clausura de su sótano, las quejas sobre el Solitario Juan y ahora la clausura del sótano de Paullier y Guaná y de Casa Ñandú. Ruidos Molestos, esas palabras que se han convertido en un arma terriblemente poderosa en manos de señores de traje y de vecinos veteranos con repulsión hacia todo aquello de espíritu joven.
Es que hay que tener en cuenta ciertos aspectos tétricos de nuestra ciudad:

1) Tenemos una población avejentada y sedentaria. En otras palabras, una ciudad agonizante que espera irremediablemente a la parca. Una ciudad muerta que cercena todo intento de expresión más allá de sus límites bien definidos. Y aunque nos encante mostrarnos como una sociedad abierta, tolerante y diversa somos una sociedad naturalmente conservadora y con miedo al cambio. Anquilosada. Basta pensar que para que un artista tenga relevancia en nuestro país tiene que tener una carrera de por lo menos diez años. Nuestro Montevideo va rumbo a ser un asilo de ancianos. Cada vez más decorado, con veredas pintadas y murales de colores, pero un asilo al fin. Pero esto no es nuevo, siempre ha sido así. Históricamente tenemos una tasa de natalidad muy baja y estamos llenos de pensionistas. La segunda razón es el que más asusta.

2) El estado uruguayo ha gastado e invertido muchísimo dinero, a mi entender demasiado, para fomentar la cultura pero se ha olvidado de algo fundamental: No se puede controlar la cultura. El solo intento de hacerlo, y más para un gobierno de izquierda, debería ser motivo de profundo rechazo y vergüenza. El estado se está convirtiendo en una especie de Águila calva que ha cobijado a los artistas como a sus pichones bajo sus alas y amenaza con cortarles la cabeza si intentan escapar de ahí. Todo intento privado por fomentar cultura es cercenado casi automáticamente mientras que los escenarios estatales son inamovibles. Nadie vio venir que la sociedad Orwelliana podía venir desde la izquierda pero siendo un poquito pesimista y pensando a futuro es hacia donde estas medidas nos llevan: Todo aquel espacio en el cual no esté presente el estado será cortado de raíz. Todo aquel artista que no esté con ciertos productores/managers no será escuchado. Todo músico que no sea apoyado por fondos estatales que, sorprendentemente, siempre se reparten entre los mismos será dejado de lado. No quiero vivir en un lugar así. Me niego. Ya no solo el rock, la música y la cultura no han muerto, sino que han sido fusiladas impunemente por el excesivo control estatal.

Obviamente los artistas beneficiados por esto están de parabienes, no habrá competencia, podrán seguir lucrando y haciendo sus giras con el dinero de todos. Yo nunca lo sentí correcto. Tal vez porque en mi idea de la cultura y más específicamente de la música el estado no tiene control ninguno, sea quien sea que esté en el poder. Si quiero hacer una gira tengo que conseguir los medios para hacerlo. Nadie me va a dar nada. Y hay algo que estaría bueno recordar: Nada es gratis. Incluso las cosas que llegan de arriba, como un fondo estatal, son gratis. Prefiero hacer menos shows y grabar menos pero sustentarlo con mi dinero que con el de otros.

Ayer cerraron Casa Ñandú. La guadaña municipal ataca de nuevo. Casa Ñandú es un proyecto que llevaban a cabo los músicos de Algún Dios que desde hace tiempo tenían ganas de abrir un centro cultural. En Casa Ñandú no solo tocaban bandas, se hacían ciclos de cine, se daban talleres de música y sonido y se hacían presentaciones teatrales. La gran mayoría gratuitas. La idea era abrir un lugar donde poder nuclear las artes en el medio de ciudad vieja. No había un fin de lucro, había una necesidad, una urgencia de ebullición que se siente en el aire en la escena artística uruguaya. Pero el poder de los ruidos molestos es cada vez mayor. No existen explicaciones cuando la fatalidad golpea a la puerta: Ruidos molestos, clausurado.

Se están haciendo un montón de cosas en todas las ramas artísticas en montevideo, una cantidad increíble. Creo que nunca en la historia se estuvo creando tanto en éste país, para bien o para mal y medidas como estas solamente reprimen y cercenan. Para cualquiera que sepa algo de química y física sabe que al intentar presionar un líquido en ebullición llegará un punto en el que no aguantará más y explotará. Salvo que lentamente nos vayan bajando el fuego mientras nos presionan hasta llegar a un punto en que el agua deje de hervir. En ese momento quedaríamos, como siempre, en la capital mundial del status quo: Los mismos de siempre, tocando la música de siempre para los mismos de siempre. Yo no quiero eso. Prefiero explotar.

Y se olvidan de lo mismo que se olvidaban los misiles que intentaban atacar al Ovni en la batalla de Los Angeles, no es posible frenar ni controlar a la cultura así como es imposible dispararle a un Ovni. Seguiremos abriendo lugares, buscando espacios alternativos, volveremos a los sótanos. Conseguiremos azoteas. Nos iremos hacia las afueras pero no lo van a poder parar. Como diría el boss: Bring on your wrecking ball. 

domingo, 17 de agosto de 2014

Ojos de videotape

When I'm at the pearly gates
This will be on my videotape, my videotape…”
“…This is one for the good days
and I have it all here
In red, blue, green…”


Esta nota es de fines del 2008, principios del 2009. No se asusten si ven cosas como MySpace o MSN. No retrocedimos en el tiempo.

La vida en sociedad ha cambiado y mucho, sobretodo con el ingreso en la comunicación cotidiana de las llamadas nuevas tecnologías. Estas han traído aparejada una mediatización de la vida cotidiana, del hecho social. Mientras escuchaba el tema Videotape de la banda inglesa Radiohead, el cual habla justamente de esto, de un individuo que registra cada segundo de su vida en una cámara, por lo que deja de vivir el momento y pasa simplemente a registrarlo. A tal punto llega esta obsesión por registrar cada momento de su vida que el decide dejar de vivir y registrarlo. A esto es a lo que me refería con el título de este artículo, con la “mediatización” de la vida moderna.
Razonando sobre este mismo tema, un autor que en este momento no logro recordar puso un ejemplo que si bien puede parecer que esta un poco caricaturizado explica muy bien esa realidad. El ejemplo tiene como sujeto al cliché de los turistas asiáticos que van a todos lados con sus cámaras de fotos y las utilizan para registrar todo. Ahora, pongamos a un grupo de estos en un Museo o algún lugar de interés, el cual difícilmente puedan recorrer entero en una sola visita y sin lugar a duda veremos que sacarán fotos de todo lo que puedan de una manera muy rápida para poder abarcar lo más posible. Esa persona que registró todo en su cámara de fotos no vivió el momento presencial de apreciar la obra o lo que tuviera enfrente, simplemente tomó registro de ella. Y la apreciación de la obra la hará cuando vuelva a su país, revele las fotos (o en el caso de una cámara digital las imprima o simplemente, las vea en la pantalla de su computadora) pero no será una apreciación presencial sino mediatizada, es decir a través de un medio (la cámara). Lo que conlleva un problema, un problema que la propia palabra “medio” trae, y es que justamente por medio se entiende como “una parte de…” entonces lo que el individuo percibe cuando llega a su casa y ve las fotos de las obras no es la obra en si, sino, tan solo una parte de ella, por lo que hay todo un aspecto de la obra que se pierde en esa mediatización de ella y la percepción deja de ser completa.
Viniendo más cerca aún, las relaciones en la actualidad están totalmente mediatizadas, el msn, los mensajes de texto, la alta popularidad en la web de sitios de relacionamiento como myspace, facebook, lastfm u otros también lo comprueban, son sitios que se dedican casi exclusivamente a mediatizar la comunicación entre las personas. Lo que trae consigo cosas positivas y negativas. Entre las cosas positivas, permite la comunicación de personas de todas partes del mundo entre sí generando una especia de gran comunidad global en la cual uno forma parte, pero por el otro lado, estos sistemas son formas impersonales de comunicación y también generan una fuerte dependencia del medio para poder comunicarse con otros. Lo que podría provocar que poco a poco se vayan perdiendo las habilidades de comunicación oral, cara a cara, que una persona aprende durante su vida. Es por esto que podemos ver personas que se sienten excluidas o “fuera del mundo” sino tienen acceso a alguno de estos medios recién mencionados. Por poner un ejemplo claro, una persona sin celular o internet en la sociedad actual probablemente se sentiría excluida del mundo. Se convertiría en un “marginado tecnológico”.
Pero volviendo al tema de las fotos y el registro del momento, el momento en estos casos se convierte simplemente en un registro que será revivido luego, pero el problema es que en algunos casos como en el de la canción, al dedicarse a registrar todo, vivir el momento pasa a ser algo meramente secundario y registrarlo pasa a ser lo primordial en la vida de la persona, lo que muestra un claro cambio de prioridades. Pasa a ser más importante el “registrar que estuve aquí” que el propio “estar aquí”.

Este es un cambio real en la sociedad que para bien o para mal ha llegado para quedarse y es consecuencia directa de la fuerte dependencia y expectativas que el hombre ha puesto en las nuevas tecnologías y las nuevas formas de relacionamiento.

jueves, 12 de junio de 2014

Un viejo Blues


Entrevista con Carca previo a su paso por Montevideo. (Foto: Pedro Rincón)

Hall del Hotel Radisson, 10 de la mañana. Viernes. Babasónicos toca esta noche. Llego trastabillando tras una típica noche Montevideana al hotel. Prendo un cigarro mientras miró a la recepcionista que me mira con rechazo. La entiendo. No es normal ver a un peludo, desalineado sentarse en el hall de su lujoso hotel a fumarse un cigarro. Me llama, me acerco y pregunto por Carca, quedamos en encontrarnos a las 10 en el hall. "La banda aún no ha llegado" me responde con un acento que evidencia lo lejos que está de su casa. Asiento con la cabeza y vuelvo a mi lugar. Tras una hora de espera llamo a su representante y le digo que arreglemos para la tarde. Tengo que volver a simular que trabajo.
Segundo intento. Son las 14 horas del mismo viernes y me encuentro en el mismo hall, con la misma ropa y frente a la misma recepcionista. Lo único que cambió fue el cigarro. Pregunto nuevamente. "Han salido a comer" me responde y me  muerdo para no putearla. Le comento que acabo de hablar con ellos y están en su cuarto así que le solicito que llame de nuevo. Ella se niega. Cuando estoy al borde de saltar el mostrador veo a Carca bajar las escaleras, saludando desde lejos, "¿qué haces capo?" me dice y nos ponemos a hablar del atraso del buque, los viajes, la vida, Buenos Aires y esas cosas que utilizamos para romper el hielo.
Cuando estamos comenzando la entrevista una señora, de la alta alcurnia española, se acerca a la mesa. Viene con un asistente tembloroso que le sostiene un maletín. Ella nos mira y sin saludar pregunta "¿Tocais en una banda?" a lo que asentimos con la cabeza. Se desabrocha el abrigo de piel y deja ver sutilmente un escote. Ahora la española cachonda quiere saber donde es el toque y si puede ir. La invitamos al show de esa noche. El asistente, nervioso, asegura que su ama estará ahí, mientras ella, se calza los lentes y deja una tarjeta sobre la mesa. Carca la guarda, no alcanzo a leerla. El rock está vivo.

Carca es uno de los secretos mejor guardados de la escena under argentina de las últimas dos décadas. Proveniente de la legendaria Tía Newton y muy vinculado a Babasónicos desde los 90, Carca comenzó una carrera solista muy prolífica que está cumpliendo 20 años. Tiene en su haber siete discos y en 2013 editó una retrospectiva de su carrera, llamada Carca registrada. El 14 de junio se presenta por primera vez en Montevideo en Bluzz Live, lo que nos dio la oportunidad de hablar con este locuaz personaje.

-Ésta es la primera vez que venís a Montevideo cómo Carca. ¿A qué se debió tanta espera?

-Sí, con Babasónicos tuve la suerte de venir muchas veces, en distintas ocasiones. Siempre estuvo la posibilidad de tocar como solista, ya que acá había muchos seguidores de mi música. Esta vez consideré que era el momento indicado. Si bien es difícil de ubicarse en Uruguay, en Argentina también es difícil. Se puede decir que soy un personaje popular entre la gente. Algunos artistas dirían que mi música no tiene la difusión que se merece, a mí no me parece así. Mi llamado atrae a muy poca gente y está bien. Una prenda que se pone el cantante de Mötley Crüe no es diseñada para un montón de gente, es diseñada para el cantante de Mötley Crüe. Mi música, por ese lado, es lo mismo; tiene mucho folclore del rock argentino, rock con raíces paraculturales y contraculturales. De hecho, músicos de grupos que ahora consideramos míticos de fines de los 60 o principios de los 70 me han confesado que hacían shows para 200 personas. Pescado Rabioso, por ejemplo. Bandas que nosotros tenemos a la misma altura que Queen tocaban en lugares de mala muerte para 200 personas que se atrevían a estar con sus pelos largos por las calles. Sabían que muchos de ellos iban a caer presos por el simple hecho de portación de look y por estar en un país donde toda la cultura estaba reprimida. Realmente costó mucho enganchar el hilo con esa cultura después de la dictadura. En todas las áreas del arte teníamos gente que estaba al mismo nivel de los artistas de las grandes capitales del mundo. Musicalmente siempre tuvimos un paralelismo y una convivencia con el primer mundo que al día de hoy asombra. Si nos fijamos en la fecha de edición del primer disco de Pappo’s Blues, vemos que salió exactamente al mismo tiempo que el primer disco de Black Sabbath. Es en honor a eso que yo doy la vida en todos los shows, sean de Babasónicos o como solista. Nunca hice nada por la plata. Por eso creo que va a ser un lindo show. Nos vamos a sumergir en una comunión un montón de personas que pensamos más o menos lo mismo y pretendemos lo mismo del arte. Para mí, esto es como venir a tocar a un estadio. No tengo otro parámetro para medir un concierto en Uruguay más que lo emotivo, son shows que se basan en el romanticismo.

-Llevás más de 20 años en la escena musical argentina. ¿Cómo has visto su progresión?

-Vengo de finales de los 80 con Tía Newton, que es otra banda que se volvió mítica, aunque en realidad nos iban a ver tres personas. Me acuerdo de que la primera vez que metimos algo de gente en conjunto fue una unión que hicimos con Babasónicos. En esa época yo todavía no tocaba con ellos, pero siempre fuimos muy amigos, una especie de grupo familiar que se arrastró a lo largo de los años. Si tengo que hacer la comparación con el ahora, a grandes rasgos, me atrevería a decir que la imaginación ya no está. Hay una complacencia y un cambio de paradigma; ahora se puede ser famoso sin contenido. Nosotros pensábamos otra cosa, nos quemábamos las pestañas por ser los mejores: si no tenías talento para ser el mejor en la ejecución de tu instrumento, tenías que ser original. Y a rompernos la espalda tratando de obtener resultados originales fue que salimos todos en los 90. Al día de hoy, la música argentina está más nutrida del rock uruguayo que del argentino. Una de las bandas más grandes en Argentina hoy es No Te Va Gustar, por los argumentos que sea. No se trata de criticar a la banda, sino de pensar que tiene que venir una de afuera para convertirse en la más grande; no importa si es buena o mala. No juzgo la música como buena o mala, porque no soy quién para hacer eso. Si me preguntás si me gusta, te digo que no. Pero si la banda mete un millón de personas, me parece que está buenísimo. Creo que el último baluarte del arte musical en argentina es Babasónicos, más allá de otras búsquedas. Divididos puede buscar lo suyo también, pero es de otra época, tiene otras aspiraciones. Cuando empecé, Charly García dijo que mi disco solista era lo mejor que estaba pasando en Argentina; a los seis meses estaba diciendo que era la peor mierda. En Argentina, lamentablemente, tenemos a los popes que no se copan en compartir su terreno. Charly es incriticable; no sigo sus últimos discos ni me interesan, porque entiendo que es una obra que parte desde un lugar que a mí no me seduce. En Argentina está raro hoy. [Luis Alberto] Spinetta siempre dijo las cosas más hermosas de mi música, pero no hay gente así ahora. Con el cambio de paradigma en el que cualquiera puede ser famoso, no les importa; a un grupo que es más famoso que vos no le importa si es mejor o no. Pero son cosas en las que no me puedo enganchar, porque viví toda la vida paralelamente a eso. Mi mayor virtud como artista, creo, fue la supervivencia y la permanencia en este mundo. Hice discos en situaciones adversas y edité discos cuando nadie podía hacerlo. Siempre tuve algún amigo/héroe que hizo el mecenazgo. Si alguna vez algún tema mío se coló bien en la radio, fue ajeno a mí, ajeno a mi composición. Siempre hice lo que consideré que era bueno, y con esa hidalguía llego al día de hoy.

-En tus años de carrera hubo distintas búsquedas musicales. Al día de hoy encuentro una cercanía al roots estadounidense y a T-Rex. ¿Cómo lo ves vos?

-Eso está siempre. Desistí de formar parte de un grupo por la misma razón por la que hoy sólo toco con Babasónicos: porque pensamos igual. Hacen lo mismo que yo: darnos todos los gustos musicales que estén a nuestro alcance a nivel de aptitud. Somos gente sin formación musical; yo no sé ni lo que es un do o un re, jamás fui a estudiar música, aunque me hubiera encantado. Siempre fui un tipo de una familia más bien pobre, que le pedía a mi padre para ir al conservatorio, pero no se podía. El amor por la música me hizo juntarme con gente y ver cómo ponía los dedos. En realidad, absorbo todo, musicalmente hablando. Para mí, Jose Luis Perales es un compositor increíble, por ejemplo. Tuve la suerte de que mi padre era un melómano perdido, y en esa época comprar música era muy simple. Cualquier persona de clase media baja podía acceder mediante los casetes. Mi viejo venía del vinilo, y cuando salió el casete le pareció maravilloso y pasó todo a ese formato.

-¿Qué te llevó a sacar una retrospectiva de tu carrera como es Carca registrada?

-Carca registrada contiene temas de los otros discos y cuatro canciones que grabamos en 2012 especialmente para ese disco. Siempre tuvimos un esquema de trabajo muy rústico. Grabábamos los discos en casas con una cuatro canales de cinta abierta; no podíamos dejar canciones afuera. Grabábamos las voces de corrido. No podías hacer nada, no existía Auto-tune ni nada. Teníamos que hacerlo en vivo; era terrible grabar así. La primera vez que grabamos bien fueron estos cuatro temas. Principalmente fue una idea de Eduardo Rojas, mánager de Babasónicos y dueño de Crack Discos en Buenos Aires, que me propuso hacer una recopilación. La idea no me terminaba de convencer, pero era comprensible hacerlo porque había mucha gente buscando mis discos y eran casi imposibles de conseguir. También me parecía una buena oficialización, porque hay jóvenes que no vivieron los 90 y ahora son fans. La idea era grabar un disco que ibas a poder conseguir. A mí las recopilaciones nunca me gustaron: si un grupo me gusta, me compro toda la discografía y la recopilación se la regalo a un amigo. La excepción son esas recopilaciones que tienen temas que no están en ningún lado. Por otro lado, Carca registrada opera como un séptimo disco oficial, más que como una recopilación. En todos mis discos tuve siempre un montón de invitados, porque fueron obra de la insistencia y organización de los demás. Me enseñaron pautas y formas de trabajo. Adrián y Diego [de Babasónicos] siempre estuvieron metidos atrás, artísticamente hablando, ayudándome a bajar a tierra ese manojo de temas que tenía dispersos. Yo era muy volátil de joven. Me interesaba tocar y componer temas, no me interesaba la idea de estar escribiendo mi historia a cada paso.

(Entrevista publicada en La Diaria 10/06/2014)

domingo, 4 de mayo de 2014

El secreto a voces de Carcosa



Para encontrar alguna verdad esencial sobre el sur norteamericano vas a tener que buscar debajo de las piedras”
. Esto es lo que se lee en letras blancas sobre fondo negro al final del trailer de Searching for the Wrong-eyed Jesus, documental de 2003 sobre una escena invisible, enterrada en los pantanos de Louisiana. Dependiendo de la fuente, se le suele llamar dark country, goth americana o folk noir. T-Bone Burnett, desde su posición de productor y compositor para cine y televisión, ha sido uno de los principales impulsores de este género algo hermético. Para quienes no lo conocen, T-Bone Burnett es un músico norteamericano que, entre otros, produjo a Roy Orbison, Los Lobos, Elvis Costello, Robert Plant, Willie Nelson y BB King. Su trabajo como compositor para cine comenzó con la banda sonora de la que sería
la película más icónica de los hermanos Coen, El gran Lebowski. El conocimiento de Burnett de la música folk y country fue la pincelada definitiva que la obra de los Coen precisaba para convertirse en clásica. A partir de esta película trabajó con ellos en The Ladykillers (espantosamente traducida para Latinoamérica como El quinteto de la muerte) y en una de las mejores de su carrera, la que lo hizo merecedor de cuatro Grammys, O Brother, Where art thou? (¿Dónde estás, hermano?). Más allá de los Coen, con quienes la asociación incluye además la reciente Balada de un hombre común, en 2004 Burnett ganó un Oscar a Mejor Canción por “Scarlet Tide”, de Secreto en la montaña, dirigida por Ang Lee, y en 2010, un Globo de Oro por Crazy Heart, film sobre un viejo cantante de country caído en la ruina, interpretado por un gran Jeff Bridges. Si recorremos las películas y series en las que Burnett ha trabajado, salta a la El secreto a voces de Carcosa vista que su campo de especialización es la música tradicional norteamericana, sin sobresaltos, canciones típicas, especialmente sureñas. Hasta que llegó 2014 y con él, su trabajo en la serie True Detective de HBO. Protagonizada por Woody Harrelson y Matthew McConaughey, se sitúa en los pantanos de Louisiana, donde un conjunto de crímenes y desapariciones lleva a dos detectives a enfrentarse con una fuerza tan oscura que parece estar en el mundo desde el comienzo de los tiempos. El trabajo de Burnett para esta serie hubiera sido muy fácil; perfectamente podría haber utilizado su arsenal de canciones: blues, country, gospel y bluegrass norteamericano. Pero no, el hombre no quiso hacerse las cosas tan simples. Lo más interesante de la banda sonora de True Detective es que pudiendo apelar únicamente a la música esperable, no lo hace. Burnett logra mezclar distintos timbres sonoros a lo largo de los capítulos, intercalando canciones psicodélicas de guitarras distorsionadas, con melodías llenas de banjos y mandolinas. Es así que aparecen The Melvins, Young Men Dead, Bob Dylan, John Lee Hooker, The 13th Floor Elevators, Lucinda Williams, Grinderman y Wu-Tang Clan, entre otros. Artistas que listados de esta manera parecen completamente disociados, como un experimento que sabemos que va a terminar mal. Sin embargo, como en todos los experimentos, siempre las cosas pueden sorprendernos. El resultado de esa música asociada a las imágenes de esas tierras misteriosas nos da una unidad que funciona a la perfección. Es que aunque mucho se ha hablado de las actuaciones, la dirección y el guion, ésta es uno de los principales responsables de la atmósfera de la serie. Carcosa —la oscuridad, lo ominoso— está en la música, en ese clima de una pasividad terriblemente violenta, un mal latente que nunca se deja ver del todo, pero siempre está ahí, flotando. Ése es el gran logro de Burnett. Una muestra de esto es la elección de la canción “Far From Any Road”, del dúo Handsome Family. La canción apela a timbres de la música tradicional norteamericana pero, lejos de alabar a Dios o a los camioneros, se hunde en profundidades donde la luz del sol es casi un milagro. No es coincidencia que este dúo sea el encargado de los títulos de apertura, ya que es uno de los principales referentes del género situado en Louisiana.
El dark country o goth americana es poco conocido y rara vez mencionado. Se pueden rastrear sus raíces en los inicios del country. Canciones sobre ladrones, asesinatos, violaciones y la vida salvaje. “Es el problema de vivir en un lugar abandonado por dios, donde no hay nada para hacer. La única diversión es delinquir el sábado y el domingo de mañana ir a la iglesia a rezar”, comenta un preso de un pueblo de Louisiana en el documental Searching for the Wrong-eyed Jesus. Poco a poco, mientras iba ganando masividad, el country más ortodoxo dejó de lado esos tópicos para concentrarse en los desamores y los bares. Dejó de hablar del asesinato de Peggy Sue y pasó a hablar del camionero que viaja por la ruta, parando a tomar whisky, luego de que su mujer lo dejó. El dark americana, por otro lado, no quiere contarnos esa historia. Prefiere concentrarse en el periplo de la adolescente que el camionero, mientras se relamía, levantó en la ruta. Esa adolescente que probablemente no llegue a su casa. El movimiento tomó fuerza en los 80 cuando comenzó a mezclarse con elementos de la música industrial, incorporando sonidos nuevos a los típicos del género. La búsqueda esencial siempre fue el rescate de esa aura mística heredada del gospel y de la música religiosa. En las letras de estos grupos son recurrentes las menciones al ocultismo y al neopaganismo desarrollado por los habitantes de los pantanos. El sexo casual, el pecado original y la muerte también son temas transitados con frecuencia. Sacrificios humanos, asesinatos y vidas sin otro propósito que servir a una fuerza mayor que muy lejos está de la bondad. Y sin ser moralistas, tampoco caen en la apología del delito. Como diría Rust Cohle, el inolvidable personaje de la primera temporada de True Detective: “No me importa ser el malo, el mundo necesita de nosotros. Somos los que mantenemos a los otros malos lejos de la puerta”. Hay algo en la zona, ese mismo algo que Burnett logró encapsular en una banda de sonido y con la cual logró estremecer a miles de televidentes de todas partes del mundo. Carcosa ya es parte del pasado, pero el sentimiento sigue ahí, el olor y su sonido están ahí, en el aire.

Arqueólogo del delta
Joseph Henry Burnett, T-Bone, nació en St. Louis, Missouri, en 1948, y fue criado en Texas. A los 20 años comenzó a trabajar como productor grabando bandas de country. Su talento como músico en The B52 Band no pasó desapercibido y a los 27 fue guitarrista de Bob Dylan en su gira Rolling Thunder Revue. Luego formó la mítica Alpha Band con varios de los músicos de ese tour. En 1980 editó su primer disco solista, Truth Decay, en el cual se nota una búsqueda de las raíces más profundas del blues. En 1982 se fue de gira junto a The Who, siendo el encargado de abrir sus shows. Al día de hoy ha editado diez álbumes, todos aclamados por la crítica pero muy lejos de la popularidad. Como productor fue ampliamente premiado por dar forma a discos de Sam Phillips, Elvis Costello, BB King, Diana Krall, Jakob Dylan y Tony Bennett. En cine sus trabajos más exitosos fueron la banda sonora de Crazy Heart y de ¿Dónde estás, hermano? Polifacético y multiinstrumentista, es reconocido por acercar géneros tradicionales a una audiencia masiva.

(Nota publicada en Lento, Mayo, 2014)

viernes, 4 de abril de 2014

Todo sigue igual de bien


Fantasmagoria es el proyecto solista de Carlos Loncharich, conocido en el ambiente musical como Gori, ex miembro de Fun People e integrante de un sinfín de bandas del under bonaerense. Hace 14 años, se embarcó en este proyecto. Como siempre le gustó tocar acompañado, decidió que su
proyecto solista sería una banda. En 2012 editaron el disco El río y son un espectáculo recurrente en los escenarios de la región. El sábado se presentan en Bluzz Live. Con motivo de este show, la diaria habló con Gori sobre el presente de la banda y la escena en la que creció.

-Hace ya 14 años que se formó Fantasmagoria. Son muchos años en la escena. Por lo general, las bandas con tantos años tienen varios discos editados, pero ustedes sólo tres. ¿A qué se debe?

-A lo mejor se debe a que como no estamos en ningún sello, editar un disco es una movida: bancar la grabación, después hacer las copias y, sobre todo, la distribución. Así que nos dedicamos más a los shows en vivo. Antes de El río grabamos un disco que nunca editamos.

-En esos 14 años como banda, y en el tiempo que hace que estás en la vuelta integrando distintos grupos, viste a la escena pasar por puntos altos, otros bajos, a veces tan bajos que parecía que iba a desaparecer, para reflotar nuevamente. ¿Cómo viviste esos cambios?

-Yo sigo igual, siempre tocando y haciendo música. Creo que es lo que me tocó hacer. El momento de mayor bajón que presencié acá en Buenos Aires fue después de lo que pasó en Cromagnon: se cerraron muchos lugares para tocar, y al no poder salir a tocar los chicos de las bandas perdían el interés y se separaban. También el llamado rock chabón o barrial hizo que la calidad de la música bajara mucho. Fue una suma de cosas que hizo que la gente empezara a perder el interés en lo que estaba pasando en el rock. Creo que, por suerte, ahora se está repuntando un poco. Con Fantasmagoria siempre tuvimos lugares para tocar. En capital conozco varios, también por trabajar en la noche, así que siempre pude armar un show por mes. En provincia o en el interior hay muchos lugares adonde podés tomarte un micro e ir a tocar, y va mucha gente de allá que tiene ganas de escucharte pero no tiene la posibilidad de venir a la capital a ver nuestros shows.

-¿Cómo ves la actual escena independiente argentina? Siendo de la vieja escuela, ¿considerás que la elite conformada por algunos sellos “independientes” y algunos artistas juega en contra de la escena, o creés que la ayuda a crecer?


-Las elites mucho no me gustan. Si bien los sellos ayudan, en la medida en que se arman festivales, la gente se copa y se unen para hacer shows o giras, es un ámbito muy hermético. Si no pertenecés a esa elite, medio que estás en el horno, porque te dejan afuera.

-Ustedes siempre se han caracterizado por vivir en la ruta. Han recorrido todo el país y tienen una agenda apretadísima. ¿Cómo es esa vida?
-Nos gusta mucho salir a tocar en lugares distintos y para gente distinta. Si no, extrañaríamos tocar. Hay bandas que sólo tocan en capital, les da fiaca ir a tocar a otros lados, y por ahí hacen sólo cinco shows al año; es otra forma de encarar la movida. Después, encima, se quejan de que no hay lugares para tocar. Parecería que están esperando que los pasen a buscar en limusina para ir al hotel, y tener un camarín con catering. Nosotros preferimos tocar lo más que se pueda.

-¿Están trabajando en nuevo material?
-Sí, estamos terminando el disco nuevo; son 11 canciones. Una de ellas dura 14 minutos (“El Mago Mandrax”), es una canción que hice en homenaje a Syd Barrett. Estamos en la etapa final de la
mezcla, sólo nos falta una y masterizar todo. Estamos viendo si lo editamos independiente o por medio de un sello. Creo que eso va a definir la fecha de lanzamiento. La diferencia que tiene con el disco anterior es que esta vez no usamos productor, y son otros integrantes. Creo que se nota esa sangre nueva, tanto en la grabación como en los shows en vivo. Hay una frescura y energía que nos contagiamos mutuamente. A lo mejor está tocado de una manera un poco más fuerte que trabajos anteriores, siempre con la guitarra acústica.
Otra cosa distinta es que es la primera vez que sale una canción de Fantasmagoria que no compuse yo; la compuso mi hermano Gustavo, se llama “La Araucaria” y es un temazo que me gusta tanto que le pedí que me dejara grabarlo.

-El río era un disco con una fuerte influencia de los 70. A decir verdad, todos los trabajos de Fantasmagoria lo son. Noto una gran influencia de Marc Bolan, específicamente, en lo visual, estético y musical de la banda. Las orquestaciones recuerdan mucho a T-Rex. ¿Cómo fue pasar de una banda de punk hardcore a una de glam rock? ¿Cómo lo tomó el público inicialmente?

-Para mí fue algo súper natural y no premeditado. Todas las canciones del primer disco de Fantasmagoria las tenía compuestas y grabadas, de manera casera, mientras estaba con Fun People. Cuando dejé Fun People, tardé sólo tres o cuatro meses en entrar al estudio para grabar el primer disco. No se me ocurrió lo que iba a pensar la gente. Lo único que pensaba era que no quería sacar chapa de ex Fun People. Si hubiese buscado eso hubiese seguido por un camino musical más parecido al anterior. Siempre nos asocian con T-Rex y con Marc Bolan, pero lo raro es que no escucho T-Rex en mi casa. Me gusta, pero no sé ni cuántos discos tiene. Me gusta mucho más Kiss.

-Siempre te caracterizaste por estar en muchos proyectos musicales al mismo tiempo. Hace relativamente poco, tuvieron una especie de parate con Fantasmagoria y vos comenzaste una banda paralela, Hermanos de distinto padre y madre. ¿Cuáles son las principales diferencias entre este proyecto y Fantasmagoria?
-Fantasmagoria es un proyecto mío; Hermanos es un dúo que tengo con Pil. Desde el punto de vista musical, Fantasmagoria es más raro, y Hermanos tiene gran influencia de la música sureña de Estados Unidos, del country folk.

-Una vez comentaste que tu vida cambió el día en que te encontraste con un portaestudio, por la facilidad para grabarte y reproducirte musicalmente. Hoy, con las herramientas digitales esto se ha hecho aun más fácil, pero se ha perdido cierta calidez. ¿Seguís utilizando cinta o pasaste a formato digital?


-Ahora grabo en la computadora. Lo que me interesaba del portaestudio era poder clonarme y reproducir una idea, dejarla plasmada para que el resto de la banda entendiera para dónde iba la intención de la canción. Tengo una placa y un muy buen micrófono, pero grabo con un audio muy malo porque me pongo muy ansioso cuando grabo. Lo hago para poder escuchar rápido la idea que tengo en la cabeza, así que para grabar en casa no me interesa mucho si es cinta o digital. Cuando quiero grabar algo bien, voy a un estudio y que me grabe un técnico.
Me encantaría poder grabar los discos en cinta abierta, pero es muy caro. Lo que estamos mezclando ahora lo pasamos por una mesa análoga; le da la calidez que no tiene lo digital, sobre todo en los graves. Tiene unos graves como de vinilo.

-¿Mantenés relación con Nekro, Pugliese y el resto de los Fun People de aquella época? ¿Hay planes para alguna reunión?


-A Nekro lo veo de vez en cuando o nos mandamos mails. Hace unos años hicimos una girita por la costa y en enero de 2013 dimos un show sorpresa en Niceto. Chuli y Gato viven en España, así que casi no hay relación, pero el mes pasado Gato vino a Buenos Aires y pasó por el lugar donde organizo fiestas (Sympathy for the Party) y nos tomamos unas cuantas rubias.

-La banda se ha convertido en recurrente en los escenarios montevideanos, en los que se presenta casi todos los años. ¿Cómo ves a la escena montevideana?


-Nuestras visitas son medio fugaces, así que casi no tenemos tiempo de ir a verbandas y conocer la escena. Conozco un poco más el palo tipo Santacruz, Motosierra y Hablan por la espalda, pero no mucho la parte más pop, aunque me gustaría. Las bandas grandes de Uruguay, las que van a tocar a Buenos Aires todo el tiempo, no me gustan nada.

-Una vez comentaste que cuando escuchaste a Sex Pistols por primera vez pensaste: “Esto es como Kiss pero enojados”. ¿Seguís teniendo esa relación y admiración con el punk rock?

-Sí, me encanta. Y el hardcore primitivo, también. Nunca dejo de escuchar eso, no podemos sacar del estéreo del auto un compilado de Ramones.

-¿Qué planes tienen para el resto del año?
-Editar el disco y seguir tocando lo más que se pueda, por todos lados.

(Entrevista publicada en La Diaria, 04/04/2014)

lunes, 31 de marzo de 2014

Espíritu de celebración




(Foto Nicolas Selaya)


Entrevista con Hablan por la espalda tras su paso por el SXSW, en Texas.


Hay un vórtice en el medio de Punta Carretas. Pegado a un bar que abusa de las luces de neón hay una puerta de chapa. Del otro lado de la puerta, un pasillo largo que lleva a un ambiente casi apocalíptico. Paredes derrumbadas, humedades varias, graffitis paganos, plantas gigantes y sillas al borde de quebrarse. En medio de este paisaje está la sala de Hablan por la espalda. Me recibe el pelado, Andrés Varela, que mientras esperamos que llegue el resto de la banda me cuenta sobre los espíritus que, según él, viven en la sala. Dice que cuando está sólo y aprovecha a tocar la guitarra, siente presencias que pasan a su alrededor. Las ve por el rabillo del ojo. Considerando el estado del lugar donde estamos, me parece algo totalmente posible. Empieza a llegar la banda. Antes de empezar la entrevista, le comento a Andrés, a la pasada, que la luz del patio cuando llegué estaba apagada. Se prendió sola. Nos reímos. Son días de celebración para Hablan por la espalda y los fantasmas, hoy, no importan.  

¿Cómo estuvo el SXSW?


Valentín: A mí me sorprendió el tamaño. Es como si la ciudad se detuviera completamente durante una semana entera. Toda la ciudad se dedica enteramente a lo que pasa en ese tiempo. Lo que más vimos nosotros es música y capaz que es lo que más hay. Pero es impresionante el tamaño.

¿Y en lo personal cómo lo vivieron?

V: Para nosotros saber que íbamos a tocar en Estados Unidos, fue un sueño. Siempre nos planteamos la idea de ir a tocar. Hace quince años fuimos a Europa. Estados Unidos nos resultaba más difícil de pensarlo porque como en Europa los países son más chicos y conocemos más bandas que giran, masomenos ya sabíamos cómo se armaba el circuito. A Estados Unidos no teníamos ni idea de cómo llegar. Este fue un objetivo que traíamos hace muchos años.

¿Cómo resumirían sus toques allá?

V: Tocamos dos veces, tocamos en el sound of Uruguay a la una de la mañana, era un lugar para 100 personas. Los toques del SXSW son toques no son masivos, son toques chicos. Nosotros vimos un tributo a Lou Reed con el guitarrista de MC5 y el hijo de John Lennon y era un lugar que debería tener el tamaño de la Sala Zitarrosa y no estaba lleno.
Fermín: La gente está muy repartida por toda la ciudad. El toque generó el ambiente que queríamos generar. Tocamos después de Ana Prada, lo cual fue raro. Antes había tocado 4 pesos de propina. Había una mezcla de cantautores con bandas. En el público había muchos uruguayos, se ve que vivían en la zona y se mandaron para ahí. A su vez muchísima gente iba pasando y se metía. El segundo toque fue más nuestra movida, tocamos en una de las calles del centro del festival de tardecita y la gente iba y venía.
V: La misma dinámica se vio durante todo el festival, ves partes de bandas. Algunos shows si los ves enteros, pero está pasando tanta cosa que es inabarcable.
Fermín: Estás viendo a una banda y sabes que a los 10 minutos arranca otra en otro escenario y estás todo el tiempo transitando. Así también te perdés cosas porque no te da el tiempo de ver todo lo que querés. Vimos la mitad de lo que queríamos ver.
V: Lo que sorprende es que no hay toques llenos. Nosotros vimos a OFF! Y había solamente cuatrocientas personas.

Hablabas recién de la delegación uruguaya que fue al SXSW. Ana Prada, 4 Pesos de Propina, Daniel Drexler y ustedes. ¿Hubo alguna convivencia entre las bandas? Porque vienen de palos totalmente distintos.

V: Nosotros a las bandas las cruzamos en el toque. Después no nos volvimos a encontrar. Salvo en el aeropuerto, a la ida, donde al guitarrista de 4 pesos le habían abierto el estuche y se lo habían destrozado. Se tuvo que comprar uno nuevo porque el gobierno de Estados Unidos no se hace cargo de esas cosas. Después nos encontramos ahí en el recital.  Fue mucho más fácil encontrárnoslos allá que cruzárselos en los circuitos acá. Acá nunca se dio la oportunidad de vernos los unos a los otros. Con 4 pesos hablamos de cruzarnos acá que es algo que nunca hicimos aunque ellos tienen años en la vuelta y nosotros también. Se dio una camaradería entre ambas bandas.

¿Cómo fue el recibimiento en la ciudad? Porque estaban en el estado más conservador de Estados Unidos.

V: Lo que pudimos ver hablando con la gente es que Austin es una especie de refugio hippie dentro de un estado muy conservador. Yo no sé si es solamente en Austin o si los sureños son todos así pero había un clima muy amable. Había muchísima gente y que esa cantidad de gente en las calles cause tan poco problema nos sorprendió. Era todo ordenado dentro de ese caos. Acá en las llamadas va pila de gente y siempre se arma algún bardo y es sólo una calle. Allá es todo el centro de la ciudad del tamaño del centro de Montevideo.
F: Es una ciudad de ochocientos mil habitantes y está posicionada como la segunda ciudad menos violenta de Estados Unidos después de San José de California. Es muy tranqui, muy relajada. No por nada el lema de la ciudad es ‘keep Austin weird’.

Me contaban que vieron un montón de bandas. ¿Descubrieron alguna que los impactó?

F: La que nunca había visto y me gustó es Tinariwen, es una banda que fusiona la música trival tradicional de Malí con el blues. Después una banda de psicodelia noise japonesa.

Utilizaron el festival cómo una puerta de entrada al mercado norteamericano ¿Pudieron realizar contactos para una posible vuelta?

F: Por cómo es la banda, que tenemos la idea de autogestión y de búsqueda, al estar allá veíamos qué nos convenía: Por donde movernos y en qué lugares. Ojalá a futuro de sus frutos, vinimos con la cabeza de volver. Cuando éramos más chicos nos pasó que fuimos a Europa y nunca volvimos. Siempre nos quedó la sangre en el ojo con eso. Y en este caso, ya estamos más grandes. Es un mundo aparte Estados Unidos y para nosotros es como la meca.
V: Austin es una ciudad que vive el rock and roll cómo en Uruguay vivimos el candombe o la murga. Los anuncios, las publicidades que hay de cualquier cosa, gran parte están centradas en el rock and roll. En el aeropuerto hay guitarras gigantes pintadas. Hay carteles que dicen ‘Austin, la ciudad del rock and roll’.
F: Ellos se definen como la capital mundial de la música en vivo. Tienen también el Austin city limits que es uno de los festivales más grandes de Estados Unidos.

¿La segunda fecha que hicieron fue dentro del marco del festival?

V: No podíamos tocar fuera del marco del festival. Era una condición en el contrato. Habíamos conseguido otras fechas por fuera y cuando escribimos para preguntar si podíamos anexar otras fechas, la organización nos mandó un mail enorme diciendo que si llegábamos a elegir hacer esa fecha, nuestras visas iban a ser suspendidas y nuestro contrato también. Cuando llegáramos al aeropuerto nos iban a pasar a un cuartito y en ese cuartito nos iban a decir que durante diez años no íbamos a poder volver a Estados Unidos. Por eso preferimos no hacerlas.

Considerando que la banda tiene sus raíces en el hardcore, al día de hoy musicalmente han cambiado. ¿Cuál es la relación que tienen con esas raíces?

V: Yo creo que en todos los discos de Hablan, desde el primer cassette que grabamos, pasando por el Macumba y ahora este disco que estamos terminando mantenemos el espíritu hardcore. Es algo muy difícil de hacer y nos enorgullece. Pero esto hace que, a veces, Hablan sea medio hermético para afuera. Al que no creció dentro de este ambiente le cuesta un poco entender de dónde salen esos pequeños detalles, esos ruidos, que todavía conservamos y que vienen de ahí.

¿Han sentido qué con los cambios musicales ha cambiado el público de Hablan por la espalda? ¿Ese cambio lo consideran favorable?

C: Yo lo considero favorable.
F: Hablan tiene una base de seguidores de hace muchos años que también se mantienen. Y han recibido bien los cambios.

Porque hay bandas que al cambiar musicalmente pierden a su público inicial.

F: Bueno, pasó con nosotros también eso. Lo podes ver en Internet. Cualquier cosa que haga la banda, los comentarios están divididos.

¿El núcleo de seguidores no lo recibió mal?

V: No, pero creo que es gente que está dispuesta a cambiar. También dentro del hardcore nosotros tuvimos cambios. Por ejemplo cuando acabábamos de sacar el primer disco fuimos a tocar a Brasil. Era el 2001 y nos invitaron a un festival allá. Los brasileros después de tocar nos decían, ustedes cambiaron.
F: Ya para ellos lo que nosotros hacíamos era ‘careta’ dentro del palo hardcore.
C: Hablan tiene un acercamiento bastante grande con su público. Esa gente sabe que a pesar de los cambios la esencia de la banda sigue siendo la misma. Pasa con los seguidores nuevos que todavía no entienden algunas cosas viejas pero algunos se educan y empiezan a aprender por donde viene la mano.
V: Gran parte de nuestro público, muchos son amigos, es gente que también con el pasar de los años cambió. Por eso no toman nuestros cambios de manera defensiva. Porque si bien mantienen el espíritu hardcore, ellos han mutado para otros lados.
F: Aparte la actitud de la banda arriba del escenario sigue igual..

Ahora sacaron Teen Queen, ¿es parte del disco nuevo?

V: No, ese no va en el disco. En realidad ese es un tema que salió de los ensayos.
F: De hecho terminó quedando afuera por no acoplarse a la forma que le estábamos dando al álbum. Tenemos una forma bastante concisa y el tema no calzaba. Capaz que lo editamos en otro momento.

Teen Queen es un rock and roll clásico, simple. ¿El siguiente disco que están trabajando abandona un poco el candombe rock de Macumba para pasar a algo más de ese estilo o están siguiendo por la misma línea?

V: Está más cercano al Macumba, pero es un disco que tiene más trabajo en la parte técnica y en el armado de las canciones. Macumba fue ir y grabar todo de una, como viniera. En este buscamos achicar un poco, elegir bien que poner. También buscamos salir un poco del estilo, hay temas que no tienen nada que ver con Macumba. Hay temas que tienen percusión pero no son Candombe.

¿Cuáles son los puntos que diferencian al disco nuevo con el Macumba y cuáles los puntos de encuentro?

V: Se mantiene un respeto por la experimentación musical y por nuestras influencias. Cambió la manera de trabajar interna de la banda. Estamos más pendientes de los arreglos. A veces escucho el Macumba y pienso en arreglos que hubiera hecho mejor y cosas que sobran. Eso está más trabajado ahora.

Esto que estaban tocando ahora suena más a psicodelia sesentera y de candombe no tiene nada.

V: Tiene percusión.

Pero percusión tenían los 13th floor elevators y no eran candombe.

F: Bueno, estuvimos en Austin, tierra natal de los Elevators.
V: Decían que Roky Erkisson estaba en la vuelta. Corrían rumores de que iba a tocar pero no lo vimos. Realmente es mucha cosa lo que hay.
Tuka: Para mi este disco es mucho más rockero. Es más psicodelia pero también es más cercano al rock clásico. Creo que lo que hicimos con el candombe fue agarrar lo hecho en el Macumba y pulirlo más. Para este disco hicimos maquetas.
V: La diferencia entre las maquetas y el producto final es grande. Nosotros si tenemos quince temas, elegimos diez para laburarlos.

¿Hay una diferencia entre las letras del Macumba y las letras que están escribiendo ahora?

F: Hay una diferencia en los temas hablados. El estilo es el mismo. A la hora de escribir, las letras siempre están basadas en la música. Empiezo a escuchar la música y me sugiere por lo menos una atmósfera. En este disco las letras van todas para el mismo lado, todas hablan sobre lo mismo. A diferencia de Macumba las letras en este caso son más personales.

¿Qué los espera para el resto del año? ¿Tienen alguna otra gira confirmada?

T: Tocar y terminar de grabar el disco. Vamos a ir a Buenos Aires en abril y seguramente vayamos por Brasil y Chile. La idea es llegar a otros lugares, siempre manteniendo el espíritu.

¿Se espera algo especial para el show del sábado en Bluzz Live, dado que va a ser un show celebrando la vuelta?

V: Volvimos con todas las ganas.
T: Allá tocamos cuarenta minutos, hicimos un set más candombero. Acá vamos a hacer un show más largo, más rockero, con algunas cosas viejas. La idea es sacarnos las ganas con la gente. Tuvimos la duda de hacerlo antes o después del viaje pero pensamos que estaba bueno dejar a este show como una celebración.  


(Entrevista publicada en La Diaria, 31/03/2014)