jueves, 12 de febrero de 2015

La Lógica Escato

Tenemos que hablar decía con su voz aguda mientras se alejaba cada vez que nos cruzábamos por la calle. Yo siempre le decía que la próxima vez sería. En ese tiempo yo vivía mucho en la calle, sentado en cordones o pateando veredas. Vivíamos en el mismo barrio y cursábamos la misma carrera, así que la escena se repetía seguido. Todas las veces la pateé para adelante, tanto que la pelota terminó afuera de la cancha. Esta vez Ruy tenía una idea más ambiciosa: Ya no era un mediometraje o un blog. Quería que editáramos una revista nosotros dos. La Lógica Escato se iba a llamar. Por alguna razón incomprensible le gustaba mucho mi forma de escribir. Yo lo quería como se quiere a un hermano mayor o a un mentor y recuerdo que se fascinaba con mis historias de la noche turbia montevideana: Famosos presentadores de televisión saliendo de puteros a primeras horas de la mañana, empleados del gobierno en situaciones deplorables por la calle Soriano. Llegando o saliendo de Princess ocultándose del sol. Para él era tan fascinante como lejano ese mundo. "Vos sos un mal tipo, debe ser por eso que te queremos" solía decirme en las reuniones en la sede del Tirabombas Fobal Clú, Club de fútbol ficticio que habíamos formado frente al almacén donde comprábamos la cerveza y la malta. Sus ataques de epilepsia desde que tenía 15 años y la medicación que tomaba no le permitían tomar cerveza así que se engañaba a si mismo con malta. "Lo que más extraño de esa época es poder tomar cerveza" decía y oficiaba de capitán del equipo alentando al consumo del líquido elemento. Puede que yo fuese un mal tipo, no lo niego. Vivía sin rumbo, cualquier lugar donde pudiera apoyar la cabeza  -yo le decía vivir de gitano- era mi hogar por esa noche y era raro que no anduviera entreverado en líos. Pero si me convertí en un ser medianamente decente fue gracias a sus "¿Podes dejar de ser tan tarado?" que comenzaron a tomar mayor relevancia a partir de Febrero del año pasado.
Ruy se fue hace exactamente un año. De la nada. Unos días antes había estado en su casa intentando arreglar su computadora y estuvimos toda la noche esperando que se desfragmentara. Ruy era brillante en todo lo referido a Teoría Semiótica y Cine pero no se daba mucha maña para reinstalar un sistema operativo. Esa noche La Lógica Escato tomó fuerza. Me convenció. Había pensado en la forma de distribuirla y editarla. El iba estar encargado de la parte de humor -siempre fue su especialidad- y yo estaría encargado del resto. No sonaba mal y cuando se me terminaron los puchos le dije que sí. La semana siguiente empezábamos a armarla. Pero la vida es una puta.
Al otro día apareció tirado en su casa. Un ataque de epilepsia luego de años de estabilidad se encargó de llevárselo. 29 años. Una maestría a medio terminar. Un grupo de amigos/hermanos en shock. El corazón del grupo había dejado de latir y de a poco las partes se fueron alejando y la unidad dio paso a amistades lejanas.
Ese gigante bueno, con pinta de pirata venido a menos y una facilidad para el chiste que pondrían en vergüenza al propio Cucuzú se fugó de callado. No pude llorar, ni escribir, nada. Meses pasaron antes que pudiera caer en razón.
Sus textos quedaron repartidos: El estaba convencido que yo tenía contactos en el mundo editorial -lo cual no era muy cierto- y me dio un libro escrito por él para ver si podía ser publicado. Lo acerqué a quienes creí indicado pero nadie se interesó por "La mejor manera de matar a un zombie". Yo sí. Lo leía bastante seguido el manuscrito y de hecho todavía lo hago. Es un peligro esa especie de Ouija online que son los correos viejos, aunque a veces ayudan a recordar. Como ese mail con asunto "LA LÓGICA ESCATO es al futuro lo que Charlie Sheen es a Emilio Estevez" anunciando nuestra próxima juntada.
Hace un año ya y el mundo nos viene cagando a palos pero seguimos acá, sin aflojar, con la guardia siempre en alto y una cerveza en la mano.
Como dijo el señor Napolitano: "no detenga su motor"

http://mediorama.blogspot.com/2011/10/ruy-ramirez.html

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